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MAXIMILIANO RICHEZE, LA PARTE INVISIBLE DE LA VICTORIA

Tras la gran actuación en la etapa de ayer en la Vuelta a España, los medios europeos volvieron a destacar la importancia del bellavistense Maxi Richeze como lanzador.

A continuación, un brillante análisis realizado por Ciclismo a Fondo…

El “sueño hecho realidad” de Fabio Jakobsen de ganar su primera etapa en una grande conseguido en El Puig, “porque ganar una etapa en la Vuelta, que vine para aprender, es impresionante”, de ese sueño, en realidad no puede apropiárselo para sí del todo. El dueño y señor de buena parte de su foto con los brazos alzados es un argentino con piernas casi tan veloces como él y un instinto y visión mucho más aguda que nadie. Es Maximiliano Richeze el responsable de tantas victorias así. El que no suele salir en la foto. Los obreros no caben, parte invisible. Pero crucial.

‘Maxi’ lleva toda una vida haciendo ganar a otros. Lo suyo no podía ser otra cosa que el deporte. Su padre, Omar fue ciclista y trajo el amor por las bicis a la casa de la familia Richeze en San Juan, donde ahora cada año se abre la temporada ciclista con las grandes estrellas del pelotón internacional y Maxi es más seguido que Peter Sagan, Julian Alaphilippe o Nairo Quintana. Richeze salió veloz, en su San Juan, con los Andes chilenos a más de 300 kilómetros no había otra opción. Pero no ganador, no como los mejores.

Supo encontrar su lugar de otro modo. Lanzándoles, estudiando a los rivales, haciéndose con esa visión única de los tiradores, los que saben anticiparse a los movimientos solo con girar el cuello. Lleva más de una década haciéndolo y es ahora, en las últimas temporadas cuando de verdad está mostrando todo su gran potencial. Una madurez exquisita la suya. Plena. De Filippo Pozzato a, ahora en esta Vuelta a España Fabio Jakobsen, Richeze ha metido la quinta marcha en las ‘volatas’ de ciclistas como Tom Boonen, Marcel Kittel, Modolo, Viviani o, quien dicen que es el futuro de los sprints, Álvaro Hodeg.

Maximiliano Richeze, la parte invisible de la victoria

Richeze celebra con Jakobsen su victoria en la 4ª etapa de la Vuelta.

Pero de quien más orgulloso se siente y a quien mejor conoce es a Fernando Gaviria, que ya espera ansioso su desembarco en el UAE Team Emirates la próxima campaña. Mientras eso sucede, el argentino se dedica a proteger y lanzar aquí a Fabio Jakobsen para poner punto y final a su estancia de cuatro temporadas en el Deceuninck-Quick Step de Patrick Lefevere. En El Puig, la meta de la cuarta etapa, más de media victoria del holandés es suya. “Trabajamos muy bien para él en un sprint limpio aunque duro por el viento. Ha habido mucho estrés porque era cruzado pero aprovechamos bien el trabajo del Education First que, para no correr riesgos, se puso a trabajar a falta de 10 kilómetros”.

Su experiencia es ya tan amplia que ni siquiera eso, que un equipo le arrebate la posición en la parte final le inquieta. Tampoco los errores cometidos el día anterior, esos que a veces pueden hacer tambalear la confianza. En el sprint de Alicante, el Deceuninck-Quick Step erró. No supieron encontrar su hueco entre el caos y el desorden, decidieron esperar ante el trabajo del Bora-Hansgrohe y el equipo alemán les acabó pasando por encima. Esta vez no lo permitieron. “Decidimos tomar las riendas del sprint, salir un poco de lejos y quedar largos. Con Stybar nos movimos bien en el último kilómetro. Sabíamos que a Fabio, dejándolo a 250 metros es muy difícil que pierda”.

Él, con su maillot de Campeón de Argentina a la espalda, lo guió en esos últimos metros. “A veces es más fácil cuando están todos los grandes equipos porque cada uno sabe dónde tiene que ir y es más ordenado”. De la Vuelta a España, una carrera en la que cada día hay escondida una sorpresa y que aborrece las aburridas etapas llanas, los grandes sprinters huyen. “Acá son tres o cuatro los mejores velocistas que hay y luego están muchos que se la juegan para hacer un top10 y muchas veces nos perjudican a nosotros, que vamos a disputar la etapa. Por eso decidimos ponernos en cabeza desde más lejos, sin tener miedo y con la experiencia de Stybar y la mía”.

Maximiliano Richeze, la parte invisible de la victoria

El propio Jakobsen lo reconoció. “Pude contar con Stybar y Richeze, que son los mejores del mundo en este trabajo, ellos me colocaron en los últimos 200 metros, creo que ayer no hicimos bien esa fase de preparación pero hoy sí”. A Richeze tampoco le importa, en plena línea de meta en medio de felicitaciones y abrazos con el resto de sus sudorosos compañeros admitirlo. “Cometimos un error ayer, tuvimos muchas dudas pero fuimos capaces de hablarlo tranquilamente en la cena. Analizamos y vimos a los rivales en el sprint y también a nosotros mismos. Esta mañana también tuvimos una charla en la que dejamos claro que debíamos tratar de no cometer el mismo error, agarrar la cabeza del grupo desde más lejos de lo que estamos acostumbrados para no correr riesgos y, en caso de que un ‘treno’ se anticipara, , cambiar de rueda en el último momento como hicimos”.

De los errores aprendieron. “Hoy nos ha salido perfecto y estoy muy contento”, cuenta Richeze a pie de asfalto, “porque hicimos un gran trabajo”. A Jakobsen le ve un enorme futuro. “Es un corredor explosivo, un velocista puro. Ha ganado a los mejores sprinters del mundo y creo que puede llegar muy lejos”. A él tendrá que enfrentarse a partir del próximo año, cuando tire de nuevo los sprints de su amigo Fernando Gaviria. Ahora, de momento toca descorchar el champagne. “Y esperemos seguir así en los sprints que quedan en la Vuelta”.

Info: Ciclismo a Fondo

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