
Las fuerzas van muy justas y las piernas a estas alturas de carrera dan para lo que dan, más aún en un día pasado por agua. El penúltimo día de la 112ª edición del Tour de Francia, 184 kilómetros entre Nantua y Pontarlier, se presentaba como una ocasión perfecta para los aventureros, para los corredores que todavía no han abrazado la gloria en este Tour, con un recorrido de media montaña y cuatro cotas puntuables.
Un día de pelea y lucha en el que tanto Tadej Pogacar, virtual ganador del Tour de Francia, como Jonas Vingegaard, segundo clasificado y sin opciones de dar la campanada, se han quedado al margen. El esloveno ya decía al acabar la jornada previa que soñaba con llegar ya a París, que la carrera se le estaba haciendo larga y daba síntomas de cansancio, lo que puede cuestionar su presencia en La Vuelta, y el danés antes de salir, al contrario que ‘Pogi’, que ha llegado muy bien a esta última semana de carrera y que tras desconectar unos días ya empezará a preparar su asalto a la ronda española.
Ajenos a esta lectura había muchos corredores para los que la etapa de hoy era una ocasión idónea para reivindicarse, para ellos y sus equipos, ya que no hay que olvidar que hay 14 equipos que todavía no han levantado los brazos en señal de victoria, confiando su suerte a la etapa de mañana, la final en los Campos Elíseos, porque hoy el Alpecin ha dado una vez más muestras de cómo hay que afrontar una carrera como el Tour y de saber adaptarse a las circunstancias de carrera, después de perder a Philipsen y van der Poel.
La escapada no se ha podido formar hasta dejado atrás los primeros 80 kilómetros, lo que da una idea de lo peleada que ha estado la etapa, y no ha sido hasta la última cota puntuable (Côte de Longeville, 2,6 km al 6%) que se ha destapado el tarro de las esencias.
Iván Romeo, al ataque
Con la escapada ya hecha y con el grupo de los favoritos limitándose a cumplir el expediente, por delante se disputaba una batalla en toda regla, con el vallisoletano Iván Romeo queriendo ser protagonista. A 24 kilómetros de meta, el corredor de Movistar Team pasaba a la acción, quería dinamitar a sus compañeros de batalla, bajo una lluvia torrencial que animaba a extremar las precauciones, especialmente en la bajada.
Romeo se vino arriba en una curva a derechas y se fue al suelo de forma violenta, golpeándose duramente contra el bordillo. Por fortuna, volvía a la carrera, pero habrá que esperar a ver cómo llega a meta y cómo de dañado ha quedado el cuerpo del campeón de España. En este momento había diez ciclistas escapados, muy juntos, hasta que Groves aceleraba y se iba a 16 kilómetros de meta.
Sus compañeros de fuga se miraron entre ellos y cuando volvieron la vista al frente ya no había nadie. Groves se marcó una crono de 16 kilómetros de libro, para lograr su 21 victoria profesional, un triunfo atípico, ya que es el primero que logras en solitario después de lograr 19 al sprint y uno en la lucha contra el crono. Las lágrimas en los ojos de corredor de Gympie hablaban por sí solas del significado de este triunfo, de un corredor que inscribe su nombre en el ganador de las tres grandes vueltas. Siete minutos más tarde entraba el grupo de los favoritos, con ganas ya de ducharse y centrarse en la última etapa de este domingo.
El chubutense Eduardo Sepúlveda fue 121º en la etapa y se ubica 122º en la general.
Info: Mundo Deportivo
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