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Se cumplen 25 años de una muerte que cambió el ciclismo para siempre

El 18 de julio de 1995, en una calurosa tarde por las carreteras francesas, el italiano Fabio Casartelli se dejó la vida después de una caída grupal en la que se llevó la peor parte al impactar su cabeza, de manera violenta, con un bordillo.

Era la 15ª etapa del Tour de Francia, en el descenso del Portet d’Aspet, a una velocidad que rondaba los 80 km/h, en una jornada que tenía el Tourmalet como plato fuerte. Fue rápidamente evacuado en helicóptero, pero falleció poco después en el hospital de Tarbes. 

Con 24 años (hubiese cumplido 25 en agosto), la vida del italiano llegaba a su fin. En las filas del Motorola en aquel Tour, Casartelli era el vigente campeón olímpico tras su triunfo en los Juegos de Barcelona 92. Las imágenes del italiano en el suelo en sus últimos instantes con vida aún se recuerdan.

Durante la etapa, la organización solo informó a los directores del fallecimiento. Los corredores se fueron enterando poco a poco a su llegada a la meta de Cauterets en una jornada en la que Virenque se llevó un triunfo y en la que Indurain pudo mantener de manera solvente su liderato, dejando su quinto Tour encarrilado, aunque aquel día eso era lo que menos importaba.

Al día siguiente, los ciclistas no compitieron. Hubo un minuto de silencio en Tarbes en memoria del fallecido Casartelli y en la meta de Pau, el Motorola entró al frente. Un día sin tiempos oficiales pero sí con premios económicos, que fueron destinados a su vida y a su hijo, que nació escasos mentes antes del fatal suceso. En aquel Tour, el italiano porsaba el dorsal 114. Aquel día, su bicicleta también hizo aquella etapa, encima del coche del Motorola que la recogió tras la fatídica caída.

El debate sobre el casco aumentó

En aquellos años, como era habitual, ningún corredor usaba casco para proteger la cabeza. Surgieron los debates si su uso hubiese salvado la vida de Casartelli, algo que nunca se sabrá, pero sí marcó un antes y un después en los corredores para concienciarse.

Otro de los homenajes que se llevó el italiano en aquel Tour de 1995 fue la victoria de su compañero Lance Armstrong, una de las pocas que permanecen en su palmarés tras los casos de dopaje. Fue en la 18ª etapa, con final en Limoges.

El estadounidense entró en solitario y con sus brazos indicando al cielo. “No me cabe ninguna duda de que en esa bicicleta íbamos dos corredores”, escribió el texano en su libro Mi vuelta a la vida. No fue hasta 2003 cuando el casco se hizo obligatorio tras la muerte, en otro accidente, del kazajo Andrej Kiwilew en la París-Niza.

Info: AS

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