El río Rubicón, que desemboca en el Adriático y atraviesa la Emilia-Romaña, distinguía entre temeridad y prudencia en la antigua Roma, porque la ley no permitía a ningún general pasar con sus ejércitos en armas. El pelotón lo cruzó con tranquilidad, pero para Mikel Landa ya no habrá marcha atrás. Después de 170 km totalmente llanos por carreteras amplias, la calzada se estrechó y se pobló de rotondas y curvas cerradas en el tramo final. El alavés sufrió una violenta caída a cuatro kilómetros de la llegada de Cattolica y abandonó, lesionado (con la clavícula, escápula y cinco costillas del costado izquierdo rotas) y evacuado en ambulancia al hospital de Riccione, donde le efectuaron escáneres complementarios. Adiós al Giro.
Joe Dombrowski, vencedor en Sestola el día anterior, tiró a Landa tras chocar con la persona que señalizaba una bifurcación en la carretera. El estadounidense, que cumplía 30 años este miércoles, sí que se levantó y continuó hasta meta, aunque una conmoción cuestiona su concurso. Bidard tampoco le esquivó, y siguió en carrera. El escalador vasco no pudo hacer nada cuando Dombrowski se estrelló contra él. Rafa Valls, su compañero en el Bahrain, dio media vuelta e intentó ponerle en pie, pero no fue posible. Le trasladaron en camilla y con collarín. La exploración inicial no resultó nada alentadora: “Más que probable fractura de clavícula”. El Landismo también es esto, desgracia y oportunidades perdidas. Caleb Ewan no desaprovechó la de imponerse al esprint.
Con un recorrido tan plano, ni siquiera apeteció entrar en una escapada condenada al fracaso. Filippo Tagliani, del Androni, y Umberto Marengo, del Bardiani, lo intentaron primero. Una vez atrapados, sus compañeros Simon Pellaud (Androni) y Davide Gabburo (Bardiani) lo probaron después. Los equipos invitados deben ganarse el jornal y regresar en futuras ediciones, aunque en esta ocasión nadie se esmeró en exceso. Alexis Gougeard se unió a Pellaud y Gabburo y animó los últimos kilómetros.
Durante su persecución se produjeron varios accidentes, no sólo el de Landa. A Pavel Sivakov, que no tomará la salida este jueves, le afectó un estrechamiento y a Tejay van Garderen, una curva de 90 grados. Alesssandro de Marchi, maglia rosa, resumió el sentir de los ciclistas: “La UCI y los organizadores tienen que preocuparse más por la seguridad y menos por quién lanza bidones a los aficionados. La zona próxima a la volata me pareció un peligro para nuestra integridad. Me desagrada que las ambiciones de un corredor como Mikel terminaran por culpa de un mal trazado”.
Info: AS
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