La Vuelta se encuentra ante un dilema de cara a la próxima edición: cómo usar sus invitaciones a equipos no World Tour. El nuevo panorama (19 grupos de máxima categoría) y la nueva reglamentación dejan a los organizadores con la situación inicial de contar con dos invitaciones a dedo (el Direct Energie tiene plaza fija y su intención es estar).
Fue el debate en los pasillos durante la presentación del recorrido de la ronda española el pasado martes. Hay tres equipos españoles para dos plazas: el Burgos-BH, protagonista en 2019 y representante de una provincia que está apostando fuerte por la Vuelta; el Fundación Euskadi, con su simbolismo e incentivo de cara a las cada vez más presentes etapas vascas; y un Caja Rural con gran tradición, aunque con la reciente mancha de los valores anómalos del excorredor del equipo, Gonçalves, que le podría acarrear una sanción.
Pero el abanico de aspirantes es más amplio. Esta edición, bautizada por el director de la carrera como la «Vuelta más internacional», también recibe propuestas extranjeras. Mathieu van der Poel ya ha planteado que la ronda española podría ser su debut en una grande. Para ello, su equipo, el Corendon, debería ser invitado. Las autoridades holandesas no perdieron la oportunidad que se le dio desde el escenario de la presentación del trazado para nombrarle como estrella actual.
Más directamente aún se pronunció Nairo Quintana, ganador de la edición de 2016, que este año vestirá el maillot del Arkea-Samsic. Acudió a la presentación del trazado y fue claro: «Deseo estar presente».
Los organizadores son conscientes del peso del ‘compromiso’ deportivo y comercial con los equipos españoles o de que el Arkea tiene figuras como Nairo y Barguil. De Van der Poel, su calendario (ciclocross, ruta, a Tokio en MTB…) plantea dudas sobre cómo llegaría a la Vuelta, pero su impacto sería enorme. De ahí el dilema.
Info: AS
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