El ciclismo, como todo el planeta, vive pendiente del Covid-19. Un virus que ha trastocado todos los planes y que puede provocar un cambio histórico dentro del mundo del pedal. No sólo del calendario, sino cómo se entiende hoy en día esta disciplina. Equipos World Tour con 27 ciclistas, calendarios ajustadísimos con carreras por todo el planeta… Son muchos los elementos que podrían verse afectados por esta crisis que, de alguna manera, toca especialmente a un deporte con exclusiva dependencia de los patrocinadores. Unos sponsors que cotizan en bolsa y que están cayendo en los últimos días. Algunos de ellos, incluso, no están pudiendo operar e incluso podrían desaparecer.
Lo primero de todo es el calendario. En las últimas fechas se han hablado de varias hipótesis. Desde Italia llegaban informaciones sobre la posibilidad de llevar el Giro a octubre y reducir LaVuelta a España a dos semanas. La única certeza a día de hoy es que la UCI ha prohibido cualquier competición hasta el 1 de junio. La primera carrera que sigue vigente en el calendario es el Tour de Francia. Desde ASO, la empresa organizadora que también se encarga de orquestar LaVuelta, no se plantean mover la ‘Grande Boucle’ programada del 27 de junio al 19 de julio aunque son conscientes de que la realidad puede ser otra. La decisión definitiva la tomarán a mediados de mayo según evolucione la pandemia. Eso sí, como ha manifestado públicamente el director Prudhomme, no se disputará a ‘puerta cerrada’ como algunas etapas de la París-Niza.
LaVuelta, por su parte, tampoco quiere moverse (del 14 de agosto al 6 de septiembre). Eso sí, desde la ronda española son conscientes de que el Tour de Francia es la carrera clave en el calendario y por eso estarían dispuestos a hacer modificaciones en sus fechas siempre y cuando sea algo consensuado. Lo que no pretenden es reducir la ronda a dos semanas como sugieren desde Italia. Es precisamente el Giro de Italia el que más difícil lo tiene. No se disputará en mayo por razones lógicas y buscan encontrar acomodo en septiembre u octubre, tampoco conciben reducirse a dos semanas o correr sin público. De momento, desde la UCI están escuchando a todos los implicados y buscando fórmulas para establecer un calendario que haga el menos daño posible. Hay muchas carreras, eso sí, que desaparecerán completamente de sus fechas en este 2020 como son la Volta a Catalunya o la Vuelta al País Vasco, pese al interés en buscar otras soluciones.
Las grandes, eso sí, pretenden disputarse y con las tres semanas de duración. Por eso la opción más lógica y que puede tener a las tres implicadas de acuerdo es que el Tour empezase 15 días más tarde, habiendo margen todavía para disputarse LaVuelta con un mínimo descanso y que el Giro arrancase a finales de septiembre al menos con una semana de descanso respecto a LaVuelta o directamente en octubre (una opción que agrada menos a los italianos) después de la celebración de los Mundiales en Suiza (20 al 27 de septiembre).
Lo primordial, la ‘Grande Bouclé’
La celebración de la ronda francesa es vital para el ciclismo en general y para muchos equipos en particular. Al ser un deporte que vive de las cuantías que aportan los patrocinadores (no hay entradas ni cuotas de socios en casi ningún equipo), la inversión recae directamente sobre los patrocinadores.
«La decisión de hacer recortes generalizados ha sido doloroso. Las implicaciones económicas de la pandemia han tenido un efecto drástico en los negocios para nuestro patrocinador principal CCC y, al igual que otros equipos profesionales, ahora nos enfrentamos a una falta de flujo de efectivo debido a reducciones imprevistas en nuestros patrocinios», explicó recientemente el presidente del CCC Team, Jim Ochowicz.
Su equipo, que cogió el testigo del potente BMC, está en peligro. Como muchos otros. En el Bahrain Merida de Mikel Landa han visto cómo su sueldo se aplazaba en un 70 por ciento. En Astana también están teniendo problemas de liquidez y su jefe, Alexander Vinokourov, ha reconocido públicamente que no estar en Francia supondría un gran problema para los intereses del equipo. El Mitchelton de los hermanos Yates también ha reducido el presupuesto. El Deceuninck, Sunweb, Education First y el Bora de Peter Sagan también andan con algunos problemas.
La falta de liquidez es bastante habitual en estructuras que viven prácticamente al día y cuyas marcas, además de estar sufriendo en la crisis, no están teniendo retorno económico de sus inversiones. Como señaló Ochowicz, no se entendería bien que estas marcas echaran a empleados de sus empresas mientras mantienen el patrocinio a equipos que no están compitiendo y, por lo tanto, no están trayendo ingresos. En cuanto a los equipos españoles, según ha podido saber MARCA, de momento Movistar, Euskaltel, Caja Rural y Kometa no pretenden hacer un ERTE que sí se ha llevado a cabo en el Burgos.
Adiós a los 19 equipos de 27 corredores
El nerviosismo se ha instalado dentro de un pelotón que está viendo cómo el futuro de sus intereses puede saltar por los aires. Más de un centenar de ciclistas ya han visto sus sueldos reducidos y muchos de ellos podrían perder su puesto de trabajo a lo largo del 2020.
Desde la UCI, aunque no lo han explicado de forma oficial, no se descarta incluso replantear las estructuras reduciendo el número de corredores por formación para 2021. Un año donde, si alguna estructura del World Tour desaparece como parece inevitable, se debería abrir el cupo de invitaciones para las grandes a equipos de menor categoría o permitir la posibilidad de ‘ascender’ a aquellos que puedan asumir con los requisitos. El coronavirus ha afectado al deporte y, aún más si cabe, al ciclismo.
Info: Marca
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