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El enorme «Willy» Lucero colgó la bici

Se lo nota tranquilo, aunque reconoce que no fue fácil tomar la decisión de ‘colgar’ la bicicleta. Es que durante 24, de sus 40 años de vida, Héctor Maximiliano Lucero, para todo el ambiente ciclista nacional, simplemente «Willy», estuvo arriba de una bicicleta, absorbiendo vientos en largos entrenamientos y dejando jalones de su físico en tremendos embalajes.

«Di muchas vueltas, no podía dormir. Sentía que tenía que tomar la decisión y a medida que se acercaba el inicio de la temporada, crecía mi nerviosismo», comentó el hombre de cuatro décadas, que cuando pibe supo jugar al fútbol en las escuelitas de San Martín y Peñarol. «Yo era muy rápido, siempre fui veloz y me gustaba jugar de wing derecho». Su papá, Héctor, de quien heredó su nombre, trabajaba conduciendo un camión camionero, era muy futbolero y vería cumplidos sus sueños del hijo varón futbolista, por eso lo motivaba a seguir dándole a la pelota.

Lo que de Willy se conoció en el pelotón, su intrepidez para meter la rueda de la bicicleta en el ojo de una aguja, sin temor a nada, comenzó a gestarse desde su adolescencia. Mientras busca algún trofeo para la foto, contó que quería tener su plata, y por eso empezó a trabajar. «Desde que tenía siete años, acompañaba a mi papá, en el camión, después, a los 13 o 14 empecé a trabajar, me tomaron en una bicicletería, y sin darme cuenta me fui metiendo en el ciclismo. Uno poco porque el papá del Leo (Leonardo Cobarrubia, su cuñado, marido de su hermana Carina) era ciclista y lo acompañaba a verlo y, otro poco porque el dueño de la bicicletería me alentó, y como parte de pago me armó una bicicleta», expresó con un fulgurante brillo en sus ojos quien desde el domingo cumplirá otra función, será el técnico del equipo continental del SEP-San Juan.

Una costumbre. Embalar más rápido y festejar, lo hizo en 51 ocasiones en la ruta, y muchas veces en la pista. Willy deja el recuerdo de un velocista nato, que peleaba el embalaje con alma y vida.

«Mi papá no quería que corriera y me hizo una apuesta. ‘Si en las tres primeras carreras entrás entre los cinco, yo te hago armar una bicicleta mejor’ -la que tenía era muy rudimentaria-«, expresó, para luego agregar que fue segundo en su debut entre los junior («me ganó el Hormiga Chavez en la Circunvalación»), fue tercero en la segunda y ganó la tercera, en el Autódromo de Zonda.

Luego de haber disputado tres carreras, con 18 años, y de ser quinto en una Doble Los Berros donde lo superaron ciclistas como Eduardo Vila, Daniel ‘Pitufo’ Castro, y Raúl del Rosario Ruarte; Willy recibió la invitación de Sergio Valdez («El Payaso me llevó a la pista, y ahí me descubrí como velocista») para integrarse a una formación, que al año siguiente se convertiría en el equipo de la Municipalidad de Rawson, que junto al Palmar del Lago dividieron aguas en la admiración de la gente y dieron brillo al primer lustro de este siglo.

Su primera victoria fue en marzo de 2002, en el Circuito Clausura, y de allí en más se sucedieron más de medio centenar de triunfos con tres clásicas. Dos veces la Mendoza-San Juan y una la Doble Media Agua.

LUCERO X TRES

  1. “Creo que soy una persona demasiado directa, y esa manera de actuar, sin filtros, me ha generado muchas contras. Soy así, no puedo mentir, después me valoran la sinceridad y eso es lo que vale”.
  2. “Creo que el ciclismo crecerá cuando los ciclistas de los equipos continentales nuestros tengan acceso a materiales de la calidad que tienen los que vienen a correr la Vuelta. Parece que no, pero se da mucha ventaja”.
  3. “Estoy convencido de que a los chicos hay que rodearlos de un equipo profesional que incluya, aparte de los médicos, psicólogos. Las presiones que tienen los niños o jóvenes de parte de sus padres es nociva”.

A partir de ahora seguirá las carreras desde una movilidad

A medida que pasaron los años, Héctor Maximiliano Lucero, fue creciendo como ciclista, en todo aspecto, pero fundamentalmente en la preparación. La madurez llegó con la sapiencia necesaria para modificar conductas, aceptar que hay distintas maneras de ver las cosas y todas son respetables. Contó que recibió ayuda psicológica, y que entiende que en el deporte en general, pero en las fases formativas en particular, que los atletas, en este caso ciclista, necesitan ser asistidos por profesionales.

Su pensamiento lo apuntala con su experiencia personal, como papá y entrenador de su hijo Félipe, que tiene 13 años y ya conoce lo que es disputar, y a veces ganar, en pista y ruta. «Los chicos tienen que disfrutar el ciclismo, no se les puede cargar sobre sus espaldas la responsabilidad de ganar. He visto a padres que se vuelven locos gritándoles a los chicos, y que les recriminan cosas, que yo por haber corrido se que son difíciles de conseguir, por eso entiendo que a los jóvenes hay que rodearlos de un equipo de gente que los contenga, que los escuche. Son más las veces que se pierde que las que se gana. Y si se pierde una carrera, no es la vida. En la semana siguiente hay revancha».

Willy está entrenando al equipo profesional continental del SEP-San Juan, hace unos días fueron hasta las Crucesitas, en el camino que va al Colorado, y confiesa que le ‘»bailaban las patitas para pedalear con los muchachos». Sin embargo, después de ir monitoreando los movimientos desde la camioneta, mientras tomaba unos mates y veía las caras transfiguradas por el esfuerzo, se felicitaba por su decisión. «Los años no pasan en vano, y creo que yo di todo, que no le debo al ciclismo, ni el ciclismo me deben nada a mí. Es un deporte muy lindo, pero muy sacrificado. Salgo a rodar para no perder la costumbre, y posiblemente me prenda en alguna carrera de los libres, pero lo haré sin el compromiso de pelear un resultado».

Cuando se trata de alguna carrera que le hubiera gustado ganar, no duda y cita a la Doble Chepes. «Gané etapas, pero nunca pude con la general», acotó.

LA MENDOZA-SAN JUAN 2008

  • Ganó su primera clásica sin el apoyo de un equipo
La carrera, que recuerda con más nostalgia, fue la Mendoza-San Juan de 2008, no tenía equipo, corrió solo y la ganó.

El ciclismo actual, en las etapas llanas suele mostrar una batalla entre los ‘trenes’ de los distintos equipos. A medida que se acercan a la meta, uno observa que van formados como ‘cuartetas’ de persecución, con el objetivo de lanzar a su hombre más veloz a buscar la victoria.

En el país, con anterioridad a los equipos continentales, salvo el Toledo de los hermanos Curuchet, pocos equipos contaban con cuatro corredores de similares características para llevar en sillita de oro al velocista buscando su remate.

Los embalajes eran más mano a mano, más de tú a tú, y en ese mundo de ser más guapo para meter la bicicleta por una ranura, Héctor Lucero fue un especialista. Willy ganó tres clásicas, dos Mendoza-San Juan (2008 y 2014) y una Doble Media Agua (2012), pero la que recuerda con más nostalgia es la primera.

«Me había quedado sin equipo, me habían echado del PyMES y esa semana no entrené como debía, sólo dos días, no imaginé nunca que me iba a sentir tan bien, arranqué en mi distancia y logré vencer a mis rivales. Fue un desahogo, porque quienes comandaban el equipo decían que estábamos haciendo las cosas mal, con mi triunfo les demostré que no era así, que estaban equivocados. Fue una gran alegría».

  • ASÍ OPINAN DE ÉL
  • Juan José Chica – Pte. Fed. Ciclista Sanjuanina

«Lo voy a extrañar, siempre fue un corredor espectáculo. De cuando yo estaba en el Palmar, lo recuerdo como el gran rival de Villalobo en la pista. Tenemos una relación cordial, nos hacíamos apuestas y casi siempre me ganaba».

  • Juan Pablo Dotti – Ciclista y amigo 

“Con Willy hemos sido rivales, compañeros, y mantenemos una linda amistad. Es un velocista extraordinario, que seguramente hubiese obtenido muchos más resultados si se hubiese cuidado como sobre el final de su carrera. Se extrañará en las carreras”.

  • Javier Páez – Excompañero y rival 

“Fuí compañero de Willy, en Macrometal con un muy buen equipo, con Dotti, Vila, Mengual, Brunetta. Era un sprinter tremendo, que mantuvo su vigencia durante 20 años, algo que no es sencillo. Cuando arrancaba desde su distancia era casi invencible”.

  • Rubén Gabriel Ramos – Ciclista, excompañero

“Creo que es un sprinter nato, muy astuto, inteligente y muy audaz, que supo aprovechar bien los recursos con los que contaba. Fue un gusto compartir y competir con él. Muchos aprendimos de sus acciones en la pista y la ruta”.

  • Carlos Nicolás Gómez – Pte. de la A.V. de Fátima 

“Considero que fue uno de los más importantes ciclistas que integraron el pelotón sanjuanino. Tengo una relación cordial con él, que nació cuando fue parte de nuestro equipo. Le deseo lo mejor en lo que viene de su vida”.

Info: Fabio Garbi – Diario de Cuyo

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