A falta de dos días para que comience la Vuelta, con toda la caravana ya preparada en Nîmes para el estreno, el ciclismo español ha sufrido un duro revés en forma de positivo por dopaje. El nombre propio es el de Samuel Sánchez, uno de los veteranos del pelotón nacional, que iba a tomar la salida en la localidad francesa pero que ya no lo hará.
En un control efectuado fuera de carrera, el pasado 9 de agosto, Sánchez dio positivo por GHRP-2, un liberador de la hormona de crecimiento prohibido por la UCI. A falta del contraanálisis o prueba B, el campeón olímpico en 2008 queda suspendido provisionalmente. De confirmarse la sanción, supondría con total seguridad la retirada del corredor asturiano de 39 años.
Su equipo, el BMC, ha publicado un comunicado instantes después de que la UCI hiciera oficial el positivo en el que se ha desmarcado por completo de su corredor y ha anunciado que de acuerdo con «política de tolerancia cero», Sánchez queda «provisionalmente suspendido con efecto inmediato» hasta conocer el resultado del contraanálisis. El belga Loïc Vliegen se queda con su dorsal para la Vuelta.
Como ya ocurrió con el Tour, con el positivo de André Cardoso (Trek) a pocos días de su comienzo, el dopaje vuelve a manchar al ciclismo cuando más miradas tiene puestas sobre él. De nuevo, un equipo estadounidense es el implicado. También el Giro se vio golpeado por el dopaje en la previa, con dos ciclistas cazados por hormona de crecimiento. Los italianos Nicola Ruffoni y Stefano Pirazzi, ambos del equipo Bardiani, fueron apartado un día antes del inicio de la ronda, tras dar positivo en controles antidopaje fuera de competición los días 25 y el 26 de abril, respectivamente.
La hormona de crecimiento, que ha aparecido en muchos positivos en atletismo, por ejemplo, no ha sido muy habitual en el ciclismo -o no ha sido detectable-. De hecho, hasta marzo de 2011 no apareció el primer positivo, con Patrik Sinkewitz como protagonista. Aunque ya en 2004, el ciclista Jesús Manzano, en su confesión al As, firmaba este dramático relato: «Hay barra libre de hormona de crecimiento. No se pueden poner todos los días, porque esto no son como avellanas. Esto hincha y bloquea. Hay que poner las dosis cuando te va faltando la fuerza. Se suele aplicar un día sí y otro no, pero muy poquito y durante los periodos de competición o entrenamientos duros. Lo utilizas antes de las etapas de montaña o largas, pero muy poquito. Esto queda en el cuerpo, no se va de un día para otro. Antes de empezar una vuelta grande se hace un tratamiento de varios días alternos de diez o quince cacharros».
Sánchez ve ahora manchado su currículo por esa sustancia, cuando se preparaba para afrontar su décima Vuelta, carrera en la que subió al podio en dos ocasiones, con la duda de si continuará un año más en activo. Era la única gran vuelta del año para él en una temporada marcada por una dura caída en la Vuelta al País Vasco que trastocó sus planes y mermó su rendimiento durante meses.
Info y Foto: El Mundo
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