Kelly Catlin tenía apenas 23 años. La multicampeona mundial de ciclismo decidió quitarse la vida por motivos que aún se desconocen y desde su familia expresaron su inmenso dolor por el desenlace. Su muerte enlutó al ciclismo norteamericano y provocó conmoción en el mundo del deporte que aún no puede creer esta tragedia.
Catlin falleció el viernes pasado pero su muerte trascendió por estas horas. Su hermano trillizo Colin confirmó a través de las redes sociales que se quitó la vida en su casa de California.
En su familia todavía no entienden el porqué de la decisión y es por eso que tomaron la determinación de donar su cerebro a la Universidad de Boston para que sea estudiado y analizado para tratar de encontrar respuestas a una serie de cambios de comportamiento que creen que contribuyeron a su muerte.
«Nuestra familia decidió que se le realizara un exámen neuropatológico al cerebro de Kelly para investigar cualquier posible daño causado por su reciente lesión en la cabeza y buscar explicaciones para los síntomas neurológicos recientes», explicó su padre, Mark Catlin, tras ser cuestionado sobre la decisión de la familia.
El Centro BU-CTE, en donde se encuentra el banco de cerebros, confirmó que habían recibido la donación. Los funcionarios del centro estimaron que la investigación clínica y patológica podría tardar hasta 12 meses en completarse.
Catlin era una de las mejores ciclistas del mundo. En 2016, ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y se proclamó tres veces campeona mundial de ciclismo de persecución.
En una carta enviada a la revista especializada Velo News, el padre de la joven, Mark Catlin, aseguró que la familia está «sufriendo un dolor increíble». «No pasa un minuto sin que piense en ella y en la vida maravillosa que podía haber tenido. No pasa un segundo en que no pensemos que daríamos nuestras vidas a cambio de la de ella», señaló.
Catlin, que además estudiaba ingeniería informática en la Universidad de Stanford y tocaba el violín, ya había adelantado que no podía manejar las presiones que invadían su vida. La deportista reconoció que le costaba compaginar todas sus actividades, por lo que era importante saber «reconocer» los límites de cada uno y aprender a «pedir ayuda cuando lo necesitas».
«La verdad es que, la mayoría de las veces, no consigo que las cosas funcionen -reconoció-. Es como hacer malabares con cuchillos; la verdad es que se me están cayendo muchos, lo que pasa es que la mayoría caen al suelo y no sobre mí«, finalizó.
Info: TN
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Esta es sólo una de las consecuencias del modelo «exitista» yankee, en el que los chicos se ven presionados desde temprana edad por sus padres a «hacer de todo» para sobresalir en la vida y no ser «uno del montón». Es entonces que se los obliga a hacer toda clase de actividades desde pequeños, abrumándolos con patinaje, artes, computación, idiomas, escuela con doble turno (doble escolaridad), ajedrez, basket, ciclismo, etc, y los chicos no tienen tiempo de vivir su infancia como corresponde. Luego, llegados a la adolescencia empiezan a sentir que nada de lo que están haciendo tiene un sentido y propósito claro y se cuestionan si lo que hacen no es en realidad para satisfacer las expectativas y el gusto de sus padres.
Y si se es una persona destacada en el deporte o en el estudio, estas presiones por agradar al resto se acrecientan y tarde temprano surge una crisis.
No digo que este haya sido exactamente el caso de Kelly, pero los últimos párrafos de su carta dan las claves de los motivos que la pudieron haber inducido al suicidio.