La vida de un hombre está sujeta a dos variables ineludibles, presencias imperecederas en nuestra existencia, certezas con las que debemos lidiar constantemente: espacio y tiempo.
Los granos de arena se deslizan tristemente en el reloj de arena de nuestra vida cotidiana, consumiéndonos casi imperceptiblemente, momento a momento. La edad es un enemigo que no se puede ganar, los números que son claramente recitados por la tarjeta de identidad son cifras infalibles, pero hay algún montañés temerario que puede detener el tiempo, lo que puede bloquear el flujo regular de años, que clava las manos de cualquier reloj y supera cualquier lógica de la física y la naturaleza.
Davide Rebellin no llegó a un acuerdo con el Diablo y no bebió extraños elixires de la eterna juventud, pero a los casi 49 años (apagará las velas el 9 de agosto) todavía puede opinar en una carrera ciclista profesional, luchando en el incluso con rivales que tienen 20 o más años menos. Cada vez que dice que la temporada actual es su última en la silla de montar, luego se niega (para gran placer de todos los fanáticos) y continúa recorriendo kilómetros con una clase fuera de lo común. Nunca parece haber un final, incluso cuando la meta de medio siglo de vida está a la vuelta de la esquina.
El veneciano volvió al juego en el Sibiu Tour, el primer evento internacional de cierto nivel después de la larga parada forzada debido a la pandemia. El cierre no ha debilitado en absoluto el entusiasmo del obispo de Meridiana Kamen y, de hecho, parece haberlo rejuvenecido aún más.
Profesional desde 1992, ganador de la carrera de Liege-Bastogne-Liege 2004 (en una semana también ganó Amstel Gold Race y Freccia Vallone), Davide Rebellin eligió a Rumanía para demostrar su valía nuevamente y con ocasión de la primera fracción en línea ( ayer se jugó un prólogo de contrarreloj) golpeó muy fuerte: séptimo lugar a la llegada de Balea Lac a 4’18 «por los dominadores Gregor Muehlberg y Patrick Konrad (la pareja austríaca de Bora-hansgrohe hizo el vacío) .
El ganador de la etapa de Monte Sirino en el Giro d’Italia 1996 (en esa ocasión usó la camiseta rosa durante seis días consecutivos) condujo al segundo grupo durante mucho tiempo en la parte final de una escalada de unos diez kilómetros de largo y merecidamente ganó el aplauso precediendo al sueco Erik Bergstrom Frisk, el azul Raúl Colombo, el checo Karel Hnik, Filippo Fiorelli. Ahora es octavo en la clasificación general a 4’40 «de Konrad y aún tiene mucho que decir. ¿El objetivo más concreto a la vista? Los campeonatos italianos a finales de agosto …
Info: Oasport
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